Las Preocupaciones de Tilea (Tilea no Nayamigoto Isekai Jashin Tensei Kitan) es una obra de Rina Shito y mi única participación es la traducción no oficial de la misma al español.
Los dokyun comenzaron a moverse. El Dokyun-Dragón
se movió a mi derecha y el Dokyun-Tigre a mi izquierda, mientras la Dokyun de
Fuego permanecía frente a mi.
¿Huh? ¿Qué quieren hacer? Ahora están
tratando poniéndose en formación.
Esto me da mala espina.
—¡Onee-sama! —al parecer Timu también se dio cuenta
del extraño comportamiento, porque salió corriendo en mi dirección preocupada.
—¡Timu, es peligroso! ¡Quédate atrás! —le
ordené a mi hermanita que no se acercara.
Debo evitar poner a Timu en peligro.
Estos tipos está planeando algo pero no
se que exactamente.
En este caso tengo que tomar la
iniciativa. Quizá darles otra probada del poder de mi nunchaku.
Aunque, los nunchaku son demasiado
poderosos. Si el Dokyun-Dragón no tuviera ese poder de regeneración, realmente
hubiese sido todo un incidente.
¡Maldito perdedor (Bizef), es sólo en
cosas así en las que realmente trabajas duro!
Si llego a golpear en el lugar
equivocado, voy a matar a alguien.
Y considerando esto, no puedo evitar
dudar en atacar a los dokyun nuevamente.
—Dios Maligno, ¡realmente nunca creí que
tendríamos que usar esta técnica! —declaró el Dokyun-Dragón.
—Así como dice, se suponía que esta sería
nuestra carta del triunfo contra el Rey Demonio —agregó la Dokyun de Fuego
Entonces los tres dokyun comenzaron a recitar un conjuro.
No puede ser, ¿acaso cada uno de ellos
puede usar magia?
Fue igual en mi vida pasada, donde había
muchos delincuentes de perfil alto; y parece que lo mismo sucede en este mundo.
Honestamente, si tienen tanta habilidad,
¡deberían tratar de contribuir a la sociedad!
Pero sin prestar atención a mi disgusto,
los tres concluyeron de activar su magia. Y entonces…
—El Ataque del Triángulo del Infierno (el
máximo hechizo de supresión mágica)!
Justo en el instante en que terminaron de
recitar el conjuro, cientos de flechas mágicas aparecieron alrededor mío, desde
todas direcciones, y cada una de ellas estaba apuntándome directamente.
—Momen… No están ju… ¡OWW!
Duele. Realmente duele. ¡Duele demasiado!
Docenas de flechas se clavaron
dolorosamente en mi cuerpo.
¡SE CLAVARON EN MI!
¡¿VOY A MORIR?!
Pero…
No veo sangre.
Lo que pasó después fue que las negras
flechas comenzaron a brillar y cientos de partículas de luz comenzaron a flotar
a mi alrededor.
¿Qué es esto?
No importa, de momento lo que tengo que
hacer es remover las flechas.
¿Eh? Por alguna razón no tengo fuerza en
los brazos.
Agarre una des las flechas e intente sacarla,
pero perdía mi fuerza rápidamente.
—¡GAHHAHHAH! ¿Cómo te siente, Dios
Maligno? ¿Acaso sientes que te faltan fuerzas? —se burló en Dokyun-Tigre.
—Ku, ku, ku. Esa flechas negras son
especiales, ¿sabes? Son para drenar el mana —comenzó a explicar el Dokyun-Dragón–. Tan sólo el roce de una sería
suficiente para drenar el mana de diez demonios promedio.
—Huhu. Esta fue una excelente prueba para
nuestra pelea contra el Rey Demonio —apuntó la Dokyun de Fuego.
Los tres dokyun sonreían de alegría.
¿Drenadoras de mana? ¡¿Cómo los hechizos
de drenado de los RPG?!
Q-que cosa tan terrible han hecho. ¡Por
si lo olvidan, sólo soy una persona normal!
Un hechizo tan peligroso normalmente seria
utilizado únicamente en las bestias mágicas.
Ya veo. Con un hechizo así uno puede
burlarse cuanto quiera mientras la otra persona se debilita y entra en pánico.
Realmente suena como algo que haría escoria como los dokyun. ¿Pero acaso estos
tipos no entienden nada? Incluso si las flechas no son letales, existe una
posibilidad de que un hechizo así pueda llegar a matar a una persona normal.
Hubo varios casos en mi vida pasada en
los alborotos causados por los dokyun llevaban a la muerte de alguien.
Realmente no quiero morir por una razón
así.
Una vez más intento juntar fuerzas para sacar
las flechas, pero como era de esperarse, ya no tengo fuerzas para hacerlo. La
mano que sostiene la flecha está temblando.
Esto es malo. Me estoy quedando sin
energías. Ya no tengo fuerza en las extremidades. Esto es muy malo. Muy, muy
malo. Cada vez estoy más débil.
—¡Ya voy Onee-sama!
—No, no lo hagas… No… te acerques…
—Oop, Camila, como si fuéramos a dejarte
pasar —declaró el Dokyun-Dragón.
—Cállate y observa —ordenó la Dokyun de
Fuego al crear una cortina de fuego entre Timu y yo. La rugiente cortina era
tan alta que parecía alcanzar el cielo.
¡Ouh, qué locura de pilar! Realmente
podrías hacer una vida con tu magia. Deja de una vez de ser delincuente y obtén
un empleo real.
—Kuh… ¡TÚ!
Timu intentó atravesar la cortina, pero
esta la contuvo… mejor dicho «Deja de intentarlo». Si sigues intentando
atravesarla no vas a terminar con sólo unas cuantas quemaduras.
—He, he. Bien, Dios Maligno, en pago por
lo de mi brazo, voy a cobrártelo varias veces —el Dokyun-Dragón blandió su
espada varias veces con cara de demente.
Bloqué desesperadamente los ataque con mi
nunchaku.
Y pensar que me contuve antes para no
lastimar a estos tipos. Pero ahora que estoy débil, no dejan de atormentarme
felizmente.
Llegados a esto, no voy a contenerme.
Haciendo a un lado mi titubeo previo, ataqué. Sin embargo, el dokyun esquivó fácilmente cada intento, al que
respondía con una técnica de golpea y corre. Estaba atrapada.
—Kuh… Si no logro derrotarlos mientras
aun puedo moverme…
Mi ansiedad comenzaba a dispararse, pero
no encontraba la manera de cambiar la situación. Mi mayor problema era en
definitiva el drenado de mana. Cada vez que intentaba atacar, mis golpes eran
débiles y lentos, jamás acerté. A ese ritmo, las cosas sólo podían empeorar.
—¡¡HAHAHA!! ¡Toma esto!
—¡¡GAHAHA!! ¡Siente mi rugido!
—¡Hu, hu! ¿a dónde estas mirando? Si no
te fijas arderas hasta la muerte, ¿sabes?
Hahh, Hahh, los dokyun continuaron atacando, cada uno a su manera: El
Dokyun-Dragón blandiendo su Cuchilla Creciente del Dragón Azul. No estaba
segura si era una magia especifica de la gente bestia, pero el Dokyun-Tigre
estaba golpeándome con balas de touki[1] nacidas de sus rugidos. Y en cima de
todo eso, La Dokyun de Fuego estaba utilizando magia similar al Merazoma[2].
Si no fuera por el raro equipo del
perdedor (Bizef), ¿no estaría ya muerta?
Lo peor de todo es que ese mismo quipo
estaba comenzando a cuartearse. Incluso el más raro equipo se rompería
recibiendo semejante cantidad de ataques consecutivos.
¿Mn? ¿Eso significa que tendré que
soportar el resto de sus ataques con mis propias fuerzas?
Esto es malo, esto es malo. ¡Esto es
realmente malo!
Tengo miedo, tengo mucho miedo.
Realmente no debí meterme en una pelea
con los dokyun. Ellos
cruzan la línea sin remordimiento.
Si me llegara a postrar en una dogeza[3] y llorara, ¿me perdonarían?
Volteo a ver sus rostros. Los tres se
retorcían de regocijo, estaban ebrios de poder ante su propia violencia.
Recuerdo esos rostros.
En mi vida pasada, más de una vez me
encontré rodeado por dokyun y
fui molido a golpes de la misma forma. Es la misma escena que en mis recuerdos.
Ellos me observaban divertidos cuando el miedo se apoderaba de mi.
Estos tres son iguales.
Si ruego por misericordia a esta gente,
sólo voy a incitarlos.
En mi vida pasada, les entregaba todo mi
dinero y rogaba para escapar del dolor.
Pero esta vez eso no sucederá.
¿Acaso estos tipos están en busca de
dinero?
No. Ellos van tras mujeres, la
satisfacción de su lujuria.
Si fuera sólo yo, quizá no sería tan
malo. Pero estos tipos están planeando clavar sus venenosos colmillos en Timu.
Sólo por eso debe hacer algo para detenerlos.
Esto es diferente a mi vida anterior.
¡Absolutamente no puedo perder esta vez!
—¡UOHH! ¡SEH! ¡YAH!
Haciendo acopio de mi espíritu de lucha,
blando mi nunchaku otra vez. Mi cuerpo se siente como plomo. Siento que voy a
caer, pero juntando toda mi determinación continuo atacando.
—¡Ooh, eso estuvo cerca! ¡¿Aun tienes
tanto poder?! —se sorprendío el Dokyun-Dragón.
—Impresionante. Inclusive un demonio de
alto rango habría muerto hace tiempo por el drenado de mana —comentó la Dokyun
de Fuego.
—¡Heh! ¡Voy a quitarte esto! —El
Dokyun-Dragón detuvo el golpe de mi nunchaku con su Cuchilla Creciente del
Dragón Azul, antes de arrebatármelo.
¡Diablos!
Mi vista comenzaba a tornarse borrosa y
para empeorar las cosas, ellos tenían mi arma ahora. Sin ella ya no tengo forma
de hacerles frente. Por ahora sólo puedo moverme, de lo contrario me convertiré
en blanco fácil. Izquierda, derecha, izquierda, derecha, sigo corriendo.
—¡HAAAA! ¿Aun puede moverse tanto? ¡El
mana de esta chica es como un bote sin fondo! —se quejó el Dokyun-Dragón.
—Sin embargo, no debería tardar en
alcanzar su limite pronto —declaró la Dokyun de Fuego—. Realmente no puedo
esperar a que eso pase.
La conversación de los dokyun continuó con impaciencia. Mas para evitar
que escapara, los tres se aferraron a sus posiciones trabajando en equipo.
A este ritmo todo irá según sus planes.
—¡ONEE-SAMA!
En ese momento Timu logró atravesar el
muro de fuego. Su ropa estaba quemada por todos lados, y eso no era todo,
estaba segura de que ella también debía tener quemaduras en el cuerpo.
—¡Timu, ¿por qué has hecho algo tan
peligroso?!
—Mi más sincera disculpa, Onee-sama. Me tomó más de lo imaginado crear una
barrera lo bastante fuerte como para atravesar el muro de fuego.
Timu, así que puedes usar magia defensiva
también.
Eres asombrosa. Y debes sentirte
orgullosa, pero este lugar es peligroso. Esa escoria es capaz de seguir
torturando a una persona sin reparos, aun si esta está seriamente herida.
—Timu, apúrate y escapa.
—Onee-sama, voy a quitarte esas flechas en este
instante.
—Escúchame, apúrate y…
—Onee-sama, por favor resiste. Voy a golpearte con
mi “Estrella Freya”.
El hechizo de aquella ocasión.
Los proyectiles mágicos de Timu
impactaron las flechas clavadas en mi cuerpo y debido a lo firmes que estaban,
ninguna desapareció hasta después de recibir una docena o más de impactos.
—¡Como si te fuera a dejar hacer eso! —El
Dokyun-Tigre notó lo que estaba haciendo Timu y se preparó para atacar. Tomo la
posición que realizaba antes de rugir y…
Esto es malo. ¡Va atacar con su cañón de
rugido!
—¡Ti-Timu, detente! ¡Ya estoy mejor,
Timu, apresúrate y huye! —completamente fuera de mi, le ordené a Timu.
El cañón de rugido del Dokyun-Tigre era
bastante poderoso. La única razón de que mis heridas no fueran tan graves se
debía a que llevaba puesta un raro equipamiento. Si alguien recibiera el
impacto sin protección, inclusive un adulto saldría terriblemente herido.
—¡Só-sólo un poco más —Timu me ignoró y
continuó removiendo las flechas.
Ya veo. Por supuesto. No hay forma de que
una niña que se preocupa tanto por su hermana mayor fuera a abandonarla en tal
predicamento.
Traté de cubrir a Timu, pero no logré
reunir fuerzas suficientes.
—¡Camila, ¡MUERE!!
La bala del rugido se dirigió hacia Timu.
Ese fuerte rugido voló hacia ella como si lo guiara algo más.
—¡Guhah!
—¡TIMU!
No… No puede ser.
Un impacto directo. Era obvio que estaba
seriamente herida.
Inmediatamente corrí a su lado.
—Hahh… Hah… O-Onee… sama. Gr-gracias al cielo. Pare-ce que logre…
remover la maldición.
—¡Si, lo hiciste! ¡Muchas gracias Timu!
Ya estoy bien. Mi fuerza ha regresado.
—Que… que pudiera ser… de ayuda, me hace…
feliz… Oness-sama.
—Lo siento, Timu. Por mi incompetencia
has tenido que esforzarte demasiado. Ahora descansa y déjame el resto a mi.
Después de asentir con la cabeza, Timu
colapso en un instante.
Su respiración parecía normal.
Afortunadamente parecía que su vida no corría peligro.
Gracias al cielo.
Un suspiro de alivio se escapó de mis labios.
Ella menciono algo de magia defensiva cubriendo su cuerpo. Esa debe ser la
razón. Sin embargo, a causa mía está herida y pasó por un evento aterrador.
Espero que no le deje trauma, aunque…
¡Diablos! De haber sabido que esto
ocurriría, habría hecho que Timu tomara prestado algo de equipo también. Un
terrible error. Cuando fui a pedir el equipo prestado no tenía intenciones de
hacer que Timu peleara directamente, por lo que jamás lo consideré. Realmente fui
ingenua. Aun si ella permanecía a la espera en la retaguardia, situaciones como
esta dan pie a un sinfín de oportunidades de salir herido.
—¡GUHAHAHAHAHA! ¡Al fin cayó una! —el
Dokyun-Tigre se carcajeó.
¡Que terrible bastardo! ¡No siente ni un
poco de culpa por herir a alguien! ¡Y una niña como Timu sobre todo!
No puedo perdonarlo. No soy tan madura
como para quedarme callada cuando alguien de mi familia es lastimado.
Corrí a donde se encontraba el perdedor
(Bizef) y tomé prestado algo de su bolcillo.
Así es.
El artefacto que dijo era capaz de
permitirme matar incluso a una bestia mágica, los peligrosos «Nudillos de
Explosión Terrestre».
El perdedor (Bizef) es una persona en la
que no se puedo confiar o contar, pero cuando se trata de armas, hay que
creerle. Incluso sin mi nunchaku, esto debe ser suficiente.
¡Ya veras dokyun bastardo! ¡¿Cómo te atreviste a hacer
algo tan brutal como golpear a alguien directamente con un cañón de rugido?!
Puede que ustedes creyeran que esto es
divertido, pero algo hubiese salido mal, ¡Timu podría haber muerto! ¡¿Se dan cuenta?!
Ahora les dejaré saber lo que se siente
ser lastimado. Voy a jugar con sus mismas reglas. ¡Más vale que no quejen si
alguien muere!
Con los nudillos puestos, inmediatamente
elimino la distancia entre el Dokyun-Tigre y yo.
—¡¿Dios Maligno?! ¡¿Pero qué…?!
—¡¡TRAGATE ESTO!!
Este es el castigo por lastimar a Timu.
Con todas mis fuerzas lancé un golpe directo a la entrepierna del Dokyun-Tigre
el poder adquirido.
—¡GEHOOOOH! —el Dokyun-Tigre grita con
tanta fuerzas que hizo eco en las montañas antes de escupir sangre y colapsar
para retorcerse en el suelo.
¿Se… murió?
—Guh… Gi… Gah…
No, parece que se salvó por poco. En
definitiva es una herida grave, pero… No, ya no me importa. Ellos se la pasaron
en grande metiéndose conmigo. Ahora estoy molesta y es mi turno para
divertirme.
[1] Literalmente
“Espíritu de Pelea” (闘気); En
las historias japonesas de fantasía, es el nombre dado al mana empleado por un
guerrero, generalmente es de uso instintivo y explosivo aplicado para incrementar
la fuerza, resistencia, velocidad… Aunque también permite lazar ataque a
distancia, aunque estos siempre son menos refinados que los ataque mágicos.
[2] N.d.T.:
Referencia Dragon Quest, donde es el hechizo más poderoso de tipo fuego .
[3] Literalmente
“Sentarse en el piso” (土下座),
es un elemento de las costumbres japonesas en el que uno se arrodilla en el
suelo para postrarse tocando el suelo con la cabeza. Es usado para demostrar
respeto a las personas del más alto estatus social; también se utiliza para
demostrar el más alto grado de arrepentimiento o para solicitar (rogar) un
favor.
Ahora si la provocaron
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