Las Preocupaciones de Tilea (Tilea no Nayamigoto Isekai Jashin Tensei Kitan) es una obra de Rina Shito y mi única participación es la traducción no oficial de la misma al español.
Capítulo 19: Los hijos de la destrucción
enviados por los cielos, Los Tres Malignos.
En una habitación del castillo del
Ejercito del Rey Demonio, Hidler, Poe y Luxembourg estaban realizando la
ceremonia para liberar a Los Tres Malignos.
—¡Poe, Luxembourg, concentre su mana!
—¡Como ordene!
El desbordante mana en la habitación
había provocado la acumulación de un denso miasma, y en estas circunstancias,
fue Hidler quien aportó el mana para llegar hasta el límite.
El sello colocado por el Rey Demonio Zorg
era una poderosa prisión que no podría ser destruida ni por un grupo de famosos
expertos. No era algo que un experto promedio pudiera manejar y en caso de que
lo intentaran, lo más probable es que terminara encerrados ellos mismos en
cuerpo y alma. Pero con monstruosidades del calibre de Hidler proporcionando
mana con todas sus fuerzas, ¿cuál sería el resultado?
—¡Mmuu!
—¡Haahh!
—¡Nuohh!
El rugido de los tres provocó que el espacio
comenzara a oscilar. El denso miasma se condensó hasta convertirse en una
toxica niebla de cualidades siniestras.
—¡Ya es hora! ¡Por el nombre de Hidler,
te ordeno que los liberes! —la poderosa y apabullante voz de Hidler resonó en
la habitación justo antes de que una llama azul se manifestara en el centro de
la misma, contenida por un circulo mágico preparado para ello.
[¡PISHI! ¡GASHAN!]
El espacio comenzó a fracturarse y a
través de la gran grieta tres monstruos descendieron. Los tres habían sido liberados
del sello del Rey Demonio Zorg.
—Ha pasado mucho tiempo, ¿no es así?
Seiryuu, Byakko, Suzaku. —dijo Hidler.
—Genbu… No, es Hidler ahora, ¿no? ¿fuiste
tú quien nos liberó del sello? —La persona que habló tenía afilados colmillos y
alas largas y azules escondiendo su cuerpo. Él era el dragonoide demoniaco,
Seiryuu; quien fuera conocido durante la última gran guerra como El Rey Dragón
Demoniaco por comandar sus setenta y dos armadas para aniquilar a distintas
razas.
—Honestamente, Zorg-sama no tolera nada.
Eso de sellarnos de esa forma… —quien se quejó era un tigre blanco de tres
metros de altura, el hombre bestia demoniaco, Byakko. También conocido como El
Rey Bestia Demoniaco, él era un tirano que con un solo rugido era capaz de
destruir un pequeño pueblo.
—Fuimos sellados por varios siglos, ¿no
es así? Que cruel es Zorg-sama, estuve a punto de enloquecer por el hambre y el
aburrimiento. —Declaró la mujer que, a pesar de su educado tono al hablar,
poseía una naturaleza brutal. Esa mujer que parecía una mezcla entre fuego y
humano era La Demonio Flamígero, Suzaku. Una reina que gobernó con su habilidad
para manipular el fuego y convertir todo en cenizas.
—Es suficiente, no permitiré más faltas
de respeto hacia Zorg-sama —declaró Hidler—. Ahora les explicaré la razón de su
liberación.
—Calmado, Hidler. ¿Sabes? Acabamos de ser
liberados después de no se cuantos siglos y me estoy muriendo de hambre —dijo Seiryuu.
—Ciertamente. Mi barriga está vacía
—secundo Byakko.
—Yo también estoy hambrienta —terció Suzaku.
El gruñido de sus estómagos confirmó el
nivel de su hambre y el brillo de sus ojos y la malicia en sus sonrisas
indicaban que estaban al asecho de sus presas.
—Si es comida lo que desean, bien puedo
ordenar que sea preparada —dijo Hidler en guardia.
—Pero si ya está lista.
—¿Q-qué?
—¡Esto dolerá sólo un poco!
La espada que materializó el dragón azul
impactó, sin penetrar, el cuello de Hidler. La Espada del Dragón Azur que era
el orgullo de Seiryuu, capaz de corta a un dragón como si fuera mantequilla, y
que incluso había atravesado la armadura de Hidler, había sido detenida por el
poder del mismo, dejando apenas un pequeño corte en la piel.
—Si no vas a morirte, ¿podrías permanecer
quieto, por favor?
Suzaku inmovilizó a Hidler con infinidad
de cadenas de fuego, una técnica que sólo ella podía usar. La superficie de la
cadena ardía a cientos de grados, lo que incineraría a una persona normal.
Además, la resistencia de la misma era tal que ni cien demonios podrían
romperla.
—¡Tú! —Hidler reunío su mana, pero para
su pesar, la atadura maldita no se rompería tan fácilmente. Además, mientras
más luchaba con ellas, estas más se incrustaban en él. Era obvio la
desagradable cantidad de mana de Suzaku.
—Entonces… ¡A COMER!
Y con la molestia de Hidler inmovilizada,
Los Tres Malignos se dispusieron a atacar al Ejercito del Rey Demonio.
—¿EH? Ch-chicos… ¿Q-Qué hacen? ¡¿Qué no
fuimos nosotros quienes los liberaron?! —Luzembourg preguntó asustada.
—¡¡BASTARDOS!! —gritó Poe.
Ambos generales estaban en shock. Nunca
pensaron que aquellos a los que acababan de liberar, pagarían la amabilidad con
crueldad, acorralándolos con el repentino giro del tablero.
—¡HEEE! ¡La primera comida en un mileno!
—Con un solo embate, la Espada del Dragón Azur de Seiryuu cortó el pecho de
Poe. No había duda de cuan filosa era. La dura piel de Poe, otro dragonide
demoniaco, había sido fácilmente lacerada, dejando su sangre fluir.
—Guh… T-tú…
—Ku, ku. Qué duro eres, ¿no es así? —se
burló Seiryuu lamiendo felizmente la sangre en la hoja de su espada. Sin
embargo, aunque él había usado la fuerza necesaria para partir a un demonio por
la mitad, el ataque sólo había logrado cortar la dura piel de Poe. Seiryuu no
pudo evitar sonreír por haber encontrado una buen presa.
—¡Ahahahaha! ¡Te vez deliciosa, gatita!
—Suzaku creó docenas de bolas de fuego, cada una era un proyectil mágico de
centenas de grados, y las arrojó contra Luxembourg. Una persona normal sería
vaporizada por el impacto de una, y sin importar cuan monstruoso fuera el poder
de Los Seis Generales Demoniacos, sería imposible que ninguno saliera ileso del
impacto continuo de estos proyectiles.
—¡Hey! ¡Esto no es un juego! ¡Alguien!
¡Estamos en estado de emergencia!
Luxembourg trató de llamar refuerzos,
mientas haciendo uso de su explosiva fuerza evadía los proyectiles a izquierda
y derecha. Una mujer bestia demoniaca, su explosión de energía era superior a
la de cualquier otra raza, y ella estaba a la cabeza de su especie. Ni siquiera
Suzaku disparando incontables proyectiles logró acercársele, de alguna forma
Luxembourg estaba logrando evitar todos sus ataque.
—¡GAAAHH! ¡Con que corriendo por todo el
lugar, gatita traviesa!
Mientras observaba la pelea entre Suzaku y Luxembourg, Byakko rugió y
al instante un sin fin de vórtices de presión arremetieron contra Luxembourg.
—¡NYAAN!
Succionada por uno de los vórtices,
Luxembourg fue lanzada contra uno de los muros. No importaba cuan poderosa
fuera, ya que, concentrada exclusivamente en Suzaku, ella había ignorado a
Byakko, quien así pudo acertarle un impacto directo con su ataque.
—¿General Poe, qué sucede? —Al escuchar
los grito de los generales, algunas tropas se había reunido para investigar. Y
a pesar de la imperiosa orden de Hidler de no acercarse, pero desconcertados
por los gritos y sonidos de impactos, no pudieron resistirse a investigar y
entraron en la habitación.
Preocupados por los generales, uno a uno
entraron a toda velocidad.
—¡Perfecto! ¡La comida ha llegado! —declaró
Suzaku feliz, creando bolas de fuego que llovieron sobre las tropas. Y en el
mismísimo instante en que entraron en la habitación, fueron ferozmente abatidos
por los veloces proyectiles de Suzaku. Todos los hombres fueron calcinados
hasta la muerte, uno tras otro.
—¡GYAA!
—¡Gg…! ¡Ayuda!
Suzaku se contuvo al disparar las abrazadoras
bolas de fuego. Las tropas eran su alimento, por lo que no podía simplemente
convertirlos en cenizas.
Los Tres Malignos comenzaron a comerse a
los demonios que habían sido cocinados y estaban en su punto.
—Este era un hombre pájaro. ¡Yakitori[1]! ¡Yum, yum!
—¡¿Co-cómo te atreves a hacerle eso a
Bard?! —rugió Drag, furioso por la muerte de su compañero. Él era uno de los
miembros de La Guardia Personal de Poe, y el más fuerte después de su maestro.
En la última gran guerra, fue reconocido varias veces como la mano derecha de
Poe. Y fue ese orgullo el que lo segó y lo llevó a atacar a Byakko con sus
puños desnudos.
—¡Drag, espera! —Incluso el general no
había sido rival para los tres.
La fuerza de Drag no fue ninguna amenaza
para ellos.
Y sin deseos de ver a su subordinado
morir inútilmente, Poe intentó detenerlo desesperadamente, pero fue inútil.
—Parece que este será un buen bocado
—Byakko destrozó los poderosos brazos de Drag con sus afilados colmillos. Esos
poderosos brazos que habían tomado la vida de incontables enemigos en el campo
de batalla fueron devorados por Byakko sin más.
—¡GUAHH!
Byakko tomó a Drag por la cabeza y
dirigió sus puños contra su rostro. El increíble impacto destrozó su cráneo y
Drag calló al suelo convulsionándose.
—Ku ku ku, nada como una buen carne.
—¡Nununnn…!
Byakko desmembró al caído Drag y comenzó
su festín.
Poe furioso por la muerte de sus
preciados subordinados, pero seriamente herido por los ataques de Seiryuu, no
pudo más que observa como sus hombres desaparecían en las fauces de Byakko.
—¡Ha ha ha ha! ¡Esto es terriblemente
delicioso!
—Ciertamente. Estaba tan famélica que no
pude contenerme.
—Hubiese sido mejor con algo de sal.
Aquellos que murieron primero y aquellos
que murieron después intentando vengarlos, e incluso los que intentaron huir,
ninguno sobrevivió. Todo el lugar se convirtió en un infierno de cuerpos
destrozados.
—¿Co-co-cómo pudieron comerse a sus
propios camaradas? —inquirió Luxembourg descorazonada.
—Así que… Esta es la fuerza de los
legendarios Tres Malignos —balbuceo Peo.
La inquietud se esparció por todo el
Ejercito del Rey Demonio conforme los hombres eran asesinados y devorados una
tras otro. Los ojos de las tropas ardían de furia por el asesinato de sus
camaradas y subalternos. Pero, con tan solo una mirada de reojo de Seiryuu,
Byakko y Suzaku, fueron incapaces de entrometerse en el festín de los tres,
quienes, siguiendo sus instintos, continuaron devorando demonios.
—¡¡BASTARDOOOS!! ¡Yo, Hidler, jamás los perdonaré por
semejante atrocidad! —habiendo logrado liberarse de las cadenas malditas de
Suzaku, Hidler se lanzó contra los tres. Sus ojos eran afilado y pareciera que
fuera a rebanarlos en cualquier segundo.
—Shhs. Vaya que eres rápido Hidler.
Parece que te has vuelto más fuerte, ¿no es así?
—Esto no lo esperaba. Creí que mis
cadenas durarían un par de horas.
—¡Esta es una advertencia! ¡Si no se
detienen en este instante, me desharé de mi armadura y les mostraré mi
verdadero poder! ¡Sepan que nuestra amistad como Los Cuatro Reyes Divinos sólo
llega hasta aquí!
—Claro, claro. No te enojes, Hidler.
Suzaku, Byakko, dejémoslo hasta aquí. Será una molestia si Hidler se enoja
enserio.
—Tsk. Aun tengo hambre…
Los Tres Malignos se detuvieron con
renuencia y escucharon a Hidler.
Hidler parecía listo para continuar
quejándose, pero no podía darse el lujo de iniciar otra pelea, así que habló.
—La razón por la que los tres fueron
liberados es una: La batalla contra el Dios Maligno.
—¿Dios Maligno? ¿Qué carajo es eso?
¿Acaso es lo bastante fuerte como para que valiera la pena liberarnos?
—El Dios Maligno Tilea. Esta diosa
maligna derrotó a dos de los Generales Demoniacos, Kira y Garm.
—¿Hah? ¿Qué diablos? Por la batalla que
acabamos de tener, la calidad del Ejercito del Rey Demonio ha decaído
tremendamente.
—Ciertamente. Me pregunto cuantos minutos
aguantará el dios maligno contra nosotros.
—Hmm. Me gustaría averiguar a que sabe
este dios maligno.
El momento para que los Tres Malignos atacaran
estaba cerca.
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